Descubrir lo mejor:
sucede cuando los ojos se cierran,
la ceguedad disipa toda duda
y las perspectivas atormentan.
jueves, 29 de agosto de 2013
Fotografía
lunes, 19 de agosto de 2013
ven
Voy hacia la roca que cubre
los rieles de tren oxidados.
Un año atrás los regué con agua de alcantarillas,
para desaparecerlos
que engreída.
Ven, camina hacia mi abandono
y protege las tierras secas
y protege mi semilla
y protege mi ánima
y protege.
Cuída mi tumba del sonido de las moscas que revolotean mis cabellos en búsqueda de, no sé que cosa.
Cuída mi cariño que suelo desperdiciarlo inútilmente en tan solo, niños.
Cuídame a mí, pues ya nadie me cuida.
Y cuídame, y deshace la agujeta creída
y cuídame
y cuídame
y cuídame por última vez
en los segundos en que sola me acuesto y rezo
para cuidarte.
Polilla
En las noches se incendia un capullo de flores marchitas
que partieron embobadas con la luz estéril
de los desiertos y espejismos
y cayeron delirantes en el juicio del cretino.
Prepara el funeral y las lágrimas
planifica la reconquista de la piedad en tu propia alma.
Observa con los ojos exaltados
y trepa la caricia rugosa en los senos manchados.
Prueba una vez más el olor de sus manos,
atrapada entrega su obra su mierda
sus besos en el llano.
El costal en su hombro carga
el día de las merecidas lágrimas.
Su madre y el sarcófago,
palidéz heridas sangre y ojos cerrados.
Escapa del encuentro la que auxilia
para ser socorrida
sorprendida.
El dulce beso del baile entre desconocidos
que beso besa la apariencia extraña
entabla lo conocido y desafía el tiempo
y el labio se aleja más sus ojos se conocen
se recuerdan entre sueños
y se pertenecen.
El costal en su hombro carga
el día de las merecidas lágrimas.
Lo bota en un parque de flores,
para correr y abrazar sus errores,
ella de vuelta.
La polilla inmiscuída jamás lo deja
su vestido transparente su pelo sus manos
desbotonan su camisa
cosquillean sus costillas.
El beso en la muerte
y todos vestidos de negro.
El eterno socorro protege a los débiles
del féretro pleno.
Las flores se incendian mientras ojos se observan
se miran y se exigen
acompañarse por siempre
acompañarse y no dejarse
más acompañarse en los sueños,
solo en los sueños.
jueves, 15 de agosto de 2013
Ayer
"Explicar con palabras de este mundo
que partió de mi un barco llevándome"
A. Pizarnik
Ayer ví un animal en la espina dorsal de un bosque
que ocultaba la luz de las estrellas
que ocultaba la señal de humo de unas esferas de fuego encendidas.
Ayer dos canicas desconocidas observando a la ardilla negra
jugar con sus dedos a la escalera del tiempo.
Ayer mi recuerdo de ángel protegido de la tierra
caía de improvisto en la pútrida búsqueda de la gracia
cayó como caballo de guerra en el terreno de los fieles.
Ayer sus pétalos no fueron roceados por el alba
o por el espejo natural de la vida.
Ayer sus perlas jamás vistas se mostraron
entre medio de pequeñas gotas saladas
para dar paso al reloj suicida.
Ver un fantasma, al otro lado de la calle,
aspirar de mi el dulce que cubría el agrio hueco.
Girar bailando hasta la tumba
para terminar la escena plantando margaritas
y concediendo las últimas lágrimas de pena.
Esconderse, después, tras la sombra del maniquí sonriente
en la búsqueda eterna del primer rayo de luz apagado.
Y finalmente soportar la cercanía de la ausencia
en un juego de fuerzas de manos.
aspirar de mi el dulce que cubría el agrio hueco.
Girar bailando hasta la tumba
para terminar la escena plantando margaritas
y concediendo las últimas lágrimas de pena.
Esconderse, después, tras la sombra del maniquí sonriente
en la búsqueda eterna del primer rayo de luz apagado.
Y finalmente soportar la cercanía de la ausencia
en un juego de fuerzas de manos.
sábado, 10 de agosto de 2013
Morbosidad
el gusto en ver el flujo acumulado
en dos gotas obscuras que amenazan con
caer y así
dejar, como un caracol, la huella
preciosa del camino.
El gusto de ver las gotas hundirse,
abatidas
y no poder dedicar
ninguna de ellas.
La campana dejó de manosear al pasado
en una espera perversa.
Dios sabe que,
todos los hombres saludan con sombreros
todos los hombres saludan con sombreros
y con sus ojos
a las muchachas que alimentan
la provocación de la disputa
por alcanzar labios agrietados y dolorosos.
Hocicos golpeados
perras en perreras desafortunadas
arañadas y malditas.
Así lo hacen siempre
Así lo hacen siempre
como un círculo eterno
en el deseo de ver quemar los cuerpos ingenuos
mientras se besan apasionadamente.
No importan las quemaduras,
si pueden guardar las cenizas de
aquellos sombreros.
No importan las quemaduras,
si pueden guardar las cenizas de
aquellos sombreros.
Es un beso lo que pretende salvar
la humanidad corrompida por
una búsqueda morbosa
he ahí
el gusto en ver el flujo acumulado
en dos gotas obscuras que amenazan con
caer y así
dejar, como un caracol, la huella
preciosa del camino.
jueves, 8 de agosto de 2013
Transpíralo wey
La araña negra destroza la piel en un silencio vomitivo
mientras las diminutas emprenden viaje.
Se paraliza el tiempo en el cuerpo,
como si de una caída se tratáse.
Suenan los llantos lejanos y las miradas borrosas,
suenan como aquella roca acariciando el vidrio.
Trepa la desgraciada inmiscuída
su cuerpo ya ha sido roído.
Es el canto de una ardilla que arranca,
arranca corriendo y arranca los brotes.
Se presenta galante
encanta el hechizo, sus ojos sus manos.
Y el otoño avecina el miedo perdido
que esconde al débil y
arranca nuevamente
arranca corriendo y arranca los brotes.
Se presenta galante.
Se esfuma al instante.
Prueba el fruto de la grieta fundida que atraía
la vida de doscientos mil niñas.
Sus raíces, me pregunto, la araña atrapa.
el alma encierra
con barrotes las capas
que vuelan odiosas hacia el nuevo cesto
las frutas podridas se las lleva el viento.
Quema el dulzor de la amargura, el caramelo del vientre
la fugacidad de la noche y la luna saliente.
El fuego no ampara el socorro de la muerte.
Quemarlo para poder así celebrar la vida
corriendo por el parque
en un vestido hermoso.
Si el cielo me lanza los rayos famosos,
abriré mis manos y su dominio a la cresta.
Y el despertar nubloso de una triste pesadilla
me recuerda las muertes, me hace sentir viva.
martes, 6 de agosto de 2013
Burdel
Se escucha el rugir a la lejanía,
y asustado el hombre mira el burdel:
son escombros
y
restos de
un espejo
roto
que la muchacha pisa con regocijo.
Él sonríe con sus tres dientes tallados,
peina su cabello, arregla su corbata,
escucha la sincronía musical de aquellos pies empolvados
mientras atesora la escena. Y a la más bella de su vida.
y asustado el hombre mira el burdel:
son escombros
y
restos de
un espejo
roto
que la muchacha pisa con regocijo.
Él sonríe con sus tres dientes tallados,
peina su cabello, arregla su corbata,
escucha la sincronía musical de aquellos pies empolvados
mientras atesora la escena. Y a la más bella de su vida.
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