domingo, 21 de febrero de 2016

Disidente

Tardo en poner palabras
que guarden un silencio
separado por distancias
tan reales como ingenuas.
Tiemblo por cuidar
entre ambas manos un capullo
que suele escaparse
de mi alcance.
Juro entonces recordar
aquello que prefiero olvidar
para entorpecer el camino
hacia su extravío, pues,
sumergida en amnesias insistentes,
el dolor acaba la agonía.
Y la marcha susurra la agonía,
y el viento sabe agonía.
Y tu y yo conocemos agonía
entre medio de risas    
que la encubren
con solemnidad.
Separados,
aunque no lo quisiera,
emprenderá un viaje hermoso
abrirá sus alas al precipicio
de una cumbre llena de flores brotando.
No existirán los ojos
mártires y grandes
que demuelen lo que tocan,
que pulverizan lo que tocan
para sentirlo de vuelta.
No se encontrará
con el gesto de una sonrisa
que tan solo pretende

cubrir la tristeza.