domingo, 31 de julio de 2016

Desvío perdido

No merecen las lluvias
no ser vistas, haberse perdido.
Mi alma, no la encuentro
cuando busco en mi pecho sentir un palpitar.
Olvide la belleza,
de tener el sol en el rostro
y de perderlo en la oscuridad.
Mi espejo me observa devuelta
yo, tonta, le sonrío
mientras mis labios
los oscurezco
hasta desaparecer
para aparecer
y ser para ti.

jueves, 28 de julio de 2016

Inmarcesible parte I

Inmarcesible parte I

Agoté el intento por no fallar
no traicionar mi alma
no destruir mi cuerpo
saboteado
y fulminado.
El capricho
de una línea delgada
entre amar o ignorar
los ojos pasmados y estrechos
que en la locura
subliman el contorno
de este cuerpo destruido.
Más a ti te escribo
y por ti justificar
en palabras el daño
inflingido,
que sobrepasa mi aliento
y me deja morir
sin brazos sosteniéndome
pues la vida tuya fue.
Dolor ciego quema mi inocencia
en el amor temido
en la verdad común
que es una.
Entregada a morir
y romper el torso
por el mismo amor que temía,
ese amor que desconoce
a quien me he entregado.
Te hablo mientras miro una rosa
común como nadie,
que en su vulgar forma
y sin juegos vanos
es capaz de embellecer
el prado seco y estropeado
y bañar en oro un rostro delicado,
mientras baila con sus ojos
y no su cuerpo
ultrajado.
Y no es un deleite
observable
desde la mirada corriente
pero si desde la pretensión
de tenerse y olvidarse
si en la inclinación a amarse
y no aborrecer
el fruto de aquella soledad.
Te escribo a ti,
pues intento burlarte
engañar el motivo de mis palabras.
más la dicha de escribir
mentiras inagotables
no se compara
con la dicha de sentir
el golpe de tu corazón
junto al mío.
Ya no sé tenerte ni dejarte,
pues en el tenerte y en el dejarte
empiezo nuevamente a quererte,
y si intento mantenerme
caigo como una flor desecha
que jamás supo como marchitarse.
El daño,
lo justifico más que a cualquier poema
pues es real,
más el amor que cae en la suerte
de poder mirarnos
es aún  más real.
Cuanto quisiera que me ames
más que al delirio
y al dolor.
Dos cuerpos juntos
que se protegen
del silencio del mundo corrompido
en ruidos de desgracias
que seducen, encantan, fascinan.
Cuanto quisiera yo representar
aquella seducción
que acabase en la muerte.
Y es por eso que hablo
del no cuidar,
o velar por la completitud
y no la destrucción de mí.
Es el tormento el que te cautiva,
más que un poema abandonado.
Y con aquella corrupción es imposible
que me quieras como yo quisiera.
Pues tal alma has despedido,
sin despedirte antes de la mía.
Mi querer es no perderte
más tu amor es poseer
la luz pura
de la desdicha.
Torturar la imagen de lo mas bello
por la admiración de los sucios
repugnantes y vulnerados
ojos
repletos de fascinación
por el comercio
de la locura.
Como no quererte
si juntos los vencemos,
y como no quererte
si es contigo que he aprendido
que la batalla es perdida
que el cuidarme es mío,
y que si no lo logro
los ángeles lo harán por mí
y no otra persona
que pise la tierra
profanada por tantos pies
errantes.
Privemos al resto de nuestra luz
para no olvidarnos de que existe
concedámonos los afectos dulces
y sintamos las gotas que caen en nuestro amargo amor.
Lamentemos la suerte
que ambiciona la muerte
para así concederle al tiempo
la voluntad de tenernos
y no preocuparnos
de no aprehender
los engaños y las trampas
las palabras desiguales
que sirvieran solo
para llorarte. 

jueves, 7 de julio de 2016

No saber notar la abundancia

No saber notar la abundancia
peca el cuerpo de los que caminamos
por un largo camino
en su búsqueda.
Sucede que
cada palabra se hace necesaria,
pues no
logra
satisfacer
su silencio.
Buscar más allá
por imaginar el riesgo
de una cicatriz
repleta
en
agujeros.
Y temerle tanto que
nos aferramos
a cualquier
otra
posibilidad.
Hoy el presente
me aprieta
con calma
en dosis pequeñas.
Yo lo considero un honor:
pasa inadvertido
a un ojo de tormentas,
más yo lo veo
desde dos pupilas serenas.
Nada más preciado
que notarlo
en su forma
camuflada.
Y apoyar mi cabeza,
mi mejilla
hasta recibir
su calor.
U olerle como se huele
un mar imperturbable
que danza.